El dos de julio de 2006, ocurrió uno de los episodios más impactantes de la historia moderna de México, cuando ante los ojos incrédulos de la nación, el entontes presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, se negó a dar a conocer los resultados del conteo rápido para conocer el ganador de la elección presidencial.
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En 2008 publicaría un libro con una crónica detallada sobre ese episodio. Y en 2018, escribiría un artículo para Nexos denominado “La Tormenta Perfecta”, donde narra un resumen de aquella polémica jornada.
Según Ugalde, el comité técnico del conteo rápido, le entregó el sobre con el resultado de la tendencia, con la recomendación de no hacerlo público por el estrecho margen entre el primero y segundo lugar.
Definido el protocolo y los criterios de la muestra determinada en siete mil 636 casillas, los científicos del comité trabajaron con las actas de siete mil 281 casillas, que representaban el 95.12 por ciento de la muestra prevista.
A las once de la noche del dos de julio de 2006, Luis Carlos Ugalde sorprendió al mundo al señalar lo siguiente: “el Comité Técnico del Conteo Rápido informa que en estos momentos no es posible estimar con precisión la tendencia de la votación para presidente de la república. El margen de diferencia entre el primero y el segundo lugar es muy estrecho y no se puede anunciar a un ganador”.
Ugalde pediría a los mexicanos esperar hasta que comenzara el cómputo distrital y conocer unos días después, al ganador de esa contienda electoral…
Poco después de la una de la mañana ya del tres de junio, la presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPC), Paula Ramírez, dio a conocer los resultados del conteo rápido para revelar al virtual ganador de la gubernatura.
Lo hizo con información de una muestra estadística de 69.4 por ciento de las casillas determinadas en el acuerdo INE/CG444/2024 del Instituto Nacional Electoral, mismo que establecía un universo de actas de 500 casillas, pero solo se recibieron de 347.
Este fue el principal argumento de Morena para desacreditar el ejercicio del conteo rápido, ya que no se sujetó a los criterios previamente establecidos para generar confianza en el resultado estadístico presentado que otorga la victoria preliminar a Pablo Lemus.
¿Pudo el IEPC decidir no salir a dar a conocer el resultado de este conteo a luz de que se trataba de un proceso incompleto?
Expertos que consulté me dicen que sí, aunque guardando proporciones a la distancia, es muy distinto al caso de Luis Carlos Ugalde.
Por principio de cuentas está el tamaño de la muestra. En el acuerdo, se menciona que para Jalisco serán 500 casillas, para la presidencia siete mil 500, para Chiapas 600, para Morelos 200 y para Yucatán 350, por citar ejemplos.
El ejercicio estadístico debe ser aleatorio, pero puede ser simple o polietápico. El primero elige las casillas al azar, pero el segundo, toma la muestra en razón a criterios urbanos, rurales, de la zona metropolitana, concentración de votantes, etcétera.
Si de 500 casillas, llega información de 347, ¿quién garantiza que se cumpla con la proporcionalidad y representatividad del electorado, aunque provinieran de la mayoría de los distritos?
El IEPC, argumenta que fue el comité técnico del INE quien realizó el conteo y quien definió protocolos y criterios; no obstante, el multicitado acuerdo, señala que los organismos locales deben aprobarlos.
También alega el instituto electoral, que otros conteos de diputados y de la presidencia, se hicieron con porcentajes del 67 y 74 por ciento.
Sin embargo, es algo ilógico, que se convoque a científicos para que diseñen fórmulas matemáticas y aritméticas –según describe el anexo del acuerdo con los criterios–, si al final de cuentas trabajarán para emitir el resultado del conteo rápido “con las actas de casillas que les lleguen”.
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en http://www.paraleloveinte.com).
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