En la euforia de ver cómo la presa El Zapotillo alcanzaba gracias a las lluvias del temporal su máximo nivel, el gobierno estatal lanzó la buena nueva que con esta presa y las obras del sistema en curso, está garantizado el abasto de agua para Guadalajara “por los próximos 50 años”.
La polémica obra digna de una película –sobre todo por la férrea lucha de tres poblaciones por impedir que fueran inundadas–, aportaría dos metros cúbicos por segundo al abasto de la zona metropolitana, que con el metro cúbico que ya fue habilitado de La Red vía Calderón, sumarían los tres metros cúbicos prometidos de la cuenca de los Altos.
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Sin embargo, este volumen de agua para la ciudad, ¿realmente es suficiente para garantizar el abasto por cinco décadas?
Guadalajara recibe un 60 por ciento del agua del lago de Chapala con una extracción de hasta 7 metros cúbicos por segundo; poco más del 30 por ciento proviene de pozos en la zona metropolitana y el restante medio metro cúbico llegaba de la presa Elías González Chávez o también llamada Calderón.
En 2021, cuando los volúmenes de esta presa llegaron a niveles extremos que era imposible extraerle agua, unas 200 colonias de Zapopan sufrieron por la falta de abasto.
Ahora, con el metro cúbico que recibe la presa Calderón del embalse llamado La Red, se puede inyectar el líquido que nunca ha podido mantener en su volumen para enviar a la ciudad, pese a que en las proyecciones de la Comisión Nacional del Agua, se estimaba que podía aportar hasta dos metros cúbicos a Guadalajara.
Esto nunca sucedió porque la presa Elías González Chávez fue proyectada para almacenar 82 millones de metros cúbicos. Pero de 2000 a 2013 que fue monitoreada, su porcentaje fue de 27.104 millones, es decir, apenas 33 por ciento de lo estimado.
La misma presa El Zapotillo, fue planeada como un “monstruo” con una cortina de 105 metros de altura y capacidad de 900 millones de metros cúbicos; en cambio, rebosante como está actualmente, apenas araña los 47 millones de metros cúbicos.
También debe tomarse en cuenta que la cuenca del Río Verde que da vida al Zapotillo, es de aguas torrenciales y no mansas, lo que significa que solamente en el temporal podrá aportar importantes volúmenes para mantener los niveles.
Pero tanto para esta presa, como para Calderón y el lago de Chapala, deben tomarse en cuenta factores como las sequías cada vez más presentes en México.
El Siapa, cuando el lago registra niveles muy bajos, deja de extraer los volúmenes habituales; Calderón ya mostró un escenario caótico hace tres años y la cuenca del Río Verde es errática en su comportamiento pluvial, como reconoce la misma Comisión Nacional del Agua.
Por si fuera poco, hay otros factores. El crecimiento de la metrópoli que no puede detener su alocada marcha y que demandará cada vez más volúmenes de agua.
La explosiva expansión de Tlajomulco que ahora será mayor con el detonador de la Línea 4 del Tren Ligero, municipio que se sumará a la cobertura del Siapa.
Si bien Guadalajara en total recibe 10.7 metros cúbicos por segundo, expertos consideran que en este momento ya se necesitan 14 metros cúbicos para cubrir la demanda, por lo que los tres metros cúbicos que vendrían del sistema de El Zapotillo, apenas cubrirían el déficit.
También está la deficiente gestión del agua. Un 60 por ciento de las redes del Siapa tienen más de 40 años y hay algunas que alcanzan los 90 años, por lo que se fuga en la distribución entre un 25 y 30 por ciento, según datos de su propio director.
Finalmente está el uso poco racional del líquido. Hay estimaciones que adjudican un consumo diario de 280 litros de agua por habitante en la ciudad, el mayor de México, pero se trata de una cifra engañosa, ya que incluyen en la bolsa, a cientos de empresas e industrias que también la consumen.
Ante este panorama, ¿El Zapotillo garantiza en verdad el abasto por 50 años?
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).
martinezmcarlos@hotmail.com