La seguridad en Jalisco se perdió

La indolencia y la corrupción han convertido el tema de la seguridad pública en el más
sensible de la sociedad, así los distintos gobernantes federales, estatales y municipales
incurren en fallas y vicios que han destruido la tranquilidad de los habitantes de Jalisco.

Lo lamentable es que no se ha logrado frenar el deterioro de la vida pública, antes bien
cada nuevo gobierno agrava el problema, por las concepciones erróneas con que lo
abordan, asumiendo que el nombramiento otorga conocimiento, cuando en realidad lo
que la sociedad da mediante el voto, es liderazgo.

Te recomendamos:

Restablecer el Estado de Derecho

Podemos decir sin temor a equivocación que este gobierno está peor que el de
Aristóteles Sandoval, sin afirmar que aquel no fue ningún modelo de eficiencia.

En Procuración de Justicia e Investigación del Delito han sido un fracaso ambos, ni que
decir de la Prevención de la seguridad pública, en la que permanentemente sus directores
aparecen asociados a las bandas delincuenciales de distintos grupos.

Ni esperar nada de los policías de base que alegremente siguen la música de sus superiores.

¿Qué hacer?

Para que en Jalisco tuviéramos una aceptable seguridad pública, contando desde
luego que el Gobierno Federal hiciera bien su trabajo en el tema de la persecución de
los delitos federales, se tendría que seguir un proceso costoso y difícil en su ejecución,
que obviamente no se ve quién pudiese hacerlo. Primero porque se necesita voluntad,
segundo recursos y tercero conocimiento del tema.

Aquí algunas propuestas:

• Depuración de los elementos contaminados en todos los niveles, en algunos casos podría llegar hasta el 80% por ciento del personal
• Selección rigurosa hasta lograr para las corporaciones municipales el número de tres policías por cada mil habitantes.
• Contar con un vehículo patrullando las 24 horas por cada 12 policías, equipamiento adecuado y suficiente para la operación.
• Crear un mecanismo de supervisión eficiente y enérgico para premiar y castigar las conductas, en cada caso.
• Capacitación suficiente y permanente del personal, con una Carrera
  Policial profesional llevada cuidadosa y escrupulosamente.
• Reconocer y valorar al elemento por su esfuerzo y capacidad, y no por favoritismos.
• Cada corporación debe contar con una Unidad de Investigación Criminal que pondría a disposición de los Agentes de Ministerio Público a los elementos investigados, que permita una atención especializada por área geográfica y segmento social.
• Operar un sistema de información eficiente a partir del Informe Policial.
• Con la información que se genere en las investigaciones, llevar un
  escrupuloso seguimiento de los grupos delictivos.

Como se podrá observar, crear una estructura sólida que resuelva el problema de la
delincuencia y la violencia que conlleva asociada, no es un asunto sencillo ni de bajo
costo, pero entre más nos tardemos en revertir, lo sufriremos en carne propia y cada
vez será más difícil enfrentar una delincuencia impune y envalentonada, sin que
contemos con otra salida que afrontar el problema de frente, como se abordan las
decisiones graves, con decisión y firmeza.